La demencia tipo Alzheimer es una enfermedad en la que ciertas áreas del cerebro se deterioran, especialmente las relacionadas con la memoria. Esto lleva al paciente afectado a presentar fallas en la memoria a corto plazo, como recordar hechos recientes, direcciones y fechas importantes. Con el tiempo se afectan los recuerdos que permiten una vida independiente, como las recetas de cocina, las direcciones de sitios conocidos, el manejo del dinero, entre otros.
¿Cuándo sospechar una demencia tipo Alzheimer?
Podemos sospechar de las personas que inician con fallas de memoria que afectan la funcionalidad en el día a día. Por ejemplo:
Se les olvidan las direcciones más frecuentadas (como las casas de hermanos, amigos, hijos, sitios de trabajo).
Se les olvida cocinar (a quienes ya lo sabían hacer) o modifican las recetas de una forma extraña (echar sal en un jugo o azúcar a una sopa).
Tienen dificultades en el manejo del dinero, cuando previamente lo manejaban bien.
¿Qué se considera envejecimiento cognitivo normal?
Con la edad, puede ocurrir una disminución en la velocidad de recuperación y de almacenamiento de recuerdos nuevos, sin afectarse la capacidad de guardar tales recuerdos.
Un ejemplo común es la presencia de confusiones ocasionales entre nombres de familiares (la mamá que llama a todos los hijos antes de nombrar al que necesitaba), o los olvidos de objetos que se guardaron, pero que luego de unos minutos ya se recuerda dónde se encuentran.
¿Sabes cuáles son los 10 factores de riesgo para la aparición del Alzheimer y cómo puedes prevenirlos?
Inactividad física: la actividad física frecuente permite disminuir el riesgo de lesión cerebral por enfermedad cerebrovascular (que puede aumentar el riesgo de demencia) y también crea nuevas conexiones entre neuronas que contribuyen a preservar la memoria.
Fumar: el tabaquismo aumenta el riesgo de daño cerebral, tanto por riesgo de enfermedad cerebrovascular como por los efectos tóxicos de las sustancias que contiene sobre el cerebro.
Consumo excesivo de alcohol: el licor afecta las conexiones entre neuronas, deteriorando ciertas áreas que son fundamentales para los procesos de memoria.
Contaminación ambiental: la polución genera cambios cerebrales tanto por el aumento del riesgo de enfermedad cerebrovascular como por efectos tóxicos aún no claros.
Lesión cerebral: los traumas craneales graves o repetitivos aumentan el riesgo de lesión de estructuras cerebrales relacionadas con la memoria, y generan depósito de amiloide, sustancia involucrada en el desarrollo de demencia tipo Alzheimer.
Escaso contacto social: el aislamiento social contribuye a la pérdida de flexibilidad cognitiva y el no desarrollo de nuevas conexiones neuronales. Mantener una vida social activa ayuda a tener una mente ágil.
Baja escolaridad: genera pocas conexiones neuronales, como el aislamiento social, con lo que lleva a riesgos similares a los presentados por la pobre interacción social.
Obesidad, hipertensión y diabetes: aumenta el riesgo de enfermedad cerebrovascular, así como la inflamación sistémica, lo cual afecta la formación de conexiones neuronales y la memoria.
Depresión: tal como el aislamiento social, genera disminución de conexiones neuronales y con esto afecta la memoria.
Discapacidad auditiva: sin tratamiento puede llevar a aislamiento social y todos los riesgos que este conlleva.
¡Recuerda, nunca es demasiado temprano y nunca es demasiado tarde para controlar los factores de riesgo y llevar una vida más saludable!